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José García Peñalver

PANICATTACK I

Síntoma y enfermedad no son lo mismo. Algo elemental en la clínica psicoanalítica. Todo síntoma posee un sentido y este está enlazado a la vida psíquica.
grito

ATAQUE DE PÁNICO

(crisis de angustia)

Uno
Creía que me moría –dijo Lucía, refriéndose a esa angustiosa experiencia-. nunca había sentido nada igual. Es algo horrible. el corazón me latía a mil por hora, parecía que se iba a salir del pecho. Comencé a marearme y sentir náuseas. Un sudor frío recorrió todo mi cuerpo. me senté para no desmayarme. Pensé que me estaba dando un infarto, que había llegado el final…


¿Qué es?
Según los dos principales manuales de referencia en psiquiatría y psicología clínica, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales y la Clasificación internacional de enfermedades, cuyos respectivos acrónimos y ediciones vigentes son DSM-V y CIE-11, definen un ataque de pánico como la aparición súbita de miedo o malestar intenso que no están limitadas a ninguna situación o conjunto de circunstancias particulares. Siendo por tanto imprevisibles. Alcanzando su máxima expresión en cuestión de minutos, tiempo durante el cual producen al menos cuatro de los síntomas siguientes:

  1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la
    frecuencia cardiaca.
  2. Sudoración.
  3. Temblor o sacudidas.
  4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
  5. Sensación de ahogo.
  6. Dolor o molestias en el tórax.
  7. náuseas o malestar abdominal.
  8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
  9. escalofríos o sensación de calor.
  10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
  11. Desrrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
  12. miedo a perder el control o de “volverse loco.”
  13. miedo a morir.

Dos
Lo que más mes preocupa es que pueda volver en cualquier momento –prosiguió mientras se enjugaba sus lágrimas-. estoy asustada. nunca me ha sucedido nada igual.
me siento impotente, tan limitada…
no sé por qué me pasa esto. -rompió a llorar-.
¿Por qué se produce?
A menudo, las personas que atraviesan estas perturbadoras sensaciones están confundidas. Desoladas. muy
desconcertadas. Lo que les está ocurriendo no entra en
su cabeza. Su mente no encuentra la manera de hacerse
con la situación y sus pensamientos divagan sin encontrar respuesta a lo que están viviendo; más bien se impone el derrotismo con frases como “he perdido el control”
o “tengo miedo a volverme loco”. Lo que les sucede les desborda y su aficción es mayúscula. La percepción de dominio y su capacidad de reacción son prácticamente nulas, causándoles una enorme frustración e impotencia y llevándoles a menudo a la desesperación. Sobre todo, cuando saben que no saben ni tan siquiera cuándo volverá a repetirse, puesto que hemos dicho que los ataques de pánico tienen ese carácter de imprevisibilidad. Lo que retroalimenta el temor y, en definitiva, el estado de desánimo y abatimiento. Pero, ¿cuál es la causa de este cuadro mórbido? Para responder con seriedad a este interrogante habremos de tener en cuenta que, dentro del campo psi, el modo de entender los fenómenos psicopatológicos dependerá del cristal con el que se miren. es decir, del enfoque
teórico que adopten los diferentes profesionales de la salud. y modelos teóricos hay varios, como ustedes saben, dependiendo, de cada uno de ellos, el tratamiento a seguir. Por tanto, la etiología de este y otros trastornos, sus causas, podrán variar de un enfoque a otro, a veces considerablemente. Aunque tampoco es imprescindible conocer la etiología para diseñar un tratamiento. Tal es el caso del modelo mecanicista médico o el de las terapias cognitivos-conductuales, en relación al trastorno que aquí estamos tratando. ya que se basan únicamente en los efectos: en las consecuencias fisiológicas, psicológicas o comportamentales que provoca este malestar, sin atender ni comprender las causas reales que lo producen. etiología idiopática es el término clínico para referirse y dar cuenta de dicho origen o fuente desconocida, de irrupción espontánea y causa específica incierta. no es el caso de la Teoría del Inconsciente: el psicoanálisis, para quien sí existen causas, “profundas”, tanto en este como otros trastornos psicoafectivos, sobre los que enfocar su tratamiento.

Así pues, desde el punto de vista del paradigma biologicista, se recurrirá -¡cómo no!- a la oferta de fármacos vigentes en el mercado para atacar los ataques de pánicos. Algo que, para decirlo sin ambages, no conducirá a la cura. ¿Por qué? es obvio: cuando de trastornos psi estamos hablando, precisamente, la cuestión psíquica es la que comanda en el sujeto. ¡y cortex cerebral y psique hace mucho que dejaron de ser sinónimos, lo mismo que conciencia y psiquismo! Por mucho que algunos, aún en pleno siglo XXI, se empeñen en negarlo, bien por testadura ignorancia y/o por los intereses que rodean el inmenso negocio de los medicamentos.

“Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo o malestar intenso que
no están limitadas a ninguna situación, siendo por tanto imprevisibles”

respecto a la terapia cognitivo-conductual, su línea de intervención suele basarse en los siguientes tres pasos: psicoeducación, reestructuración cognitiva y exposición. Donde el psicólogo empieza por explicar al paciente en qué consiste el desencadenante que provoca la crisis, así como el funcionamiento y las respuestas del organismo frente a la misma. A continuación, le propone una serie de estrategias para modificar los pensamientos que supuestamente conducen a ella: sus distorsiones cognitivas, así como los que se generan una vez que esta se produce. La exposición gradual a los estímulos externos que (también se piensa) la provocan acostumbra a ser la última parte de este modelo de intervención.


Tres
ya lo he probado todo -dijo Lucía apesadumbrada, tumbándose en el diván- . Ansiolíticos, técnicas de relajación, yoga, meditación…, y cuantos autorregistros y tareas me mandó la psicóloga. ¿y de qué me han servido? estoy igual. Peor diría yo. Antes tenía esperanza. Ahora ya no se ni a qué santo tengo que encomendarme. (Silencio) ¿no me estaré volviendo majara verdad? (Silencio) ¿esto tiene cura?


Ni fármacos ni buena voluntad

Tanto la farmacoterapia como las estrategias de las terapias cognitivo-conductuales, estas últimas, como acabamos de ver, con el objetivo de modificar el modo de
interpretación y valoración subjetiva que el afectado hace de este cuadro sintomático, no son la solución al problema. y no lo son porque al ignorar la causa que provoca el ataque de pánico, a lo único que se limitan es a paliar sus efectos, en el mejor de los casos. Dejando intacta la fuente que origina este trastorno, o sea, la posición psíquica del paciente que determina la estructura psicopatológica que padece.


La mirada psicoanalítica
Síntoma y enfermedad no son lo mismo. Algo elemental en
la clínica psicoanalítica. Cuyo axioma fundamental dice:


Todo síntoma posee un sentido y este está enlazado a la
vida psíquica.


Continuará en ATAQUE DE PÁNICO II.

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